jueves, 30 de enero de 2020

En el Ramos Generales





En el Ramos Generales…

Por Federico Pasek


Era temprano a la mañana, Don Ramón se apoyaba en el mostrador, cuando afuera una Ford F 100 se estacionaba.

-Buen día Ramón ¿cómo está?- dice el hombre.
-Buenas Don Guido, bien, por suerte.- contesta Ramón.

Del fondo se escuchaba un -Buen día Don Guido-, y enseguida, -Buenos días Don Julio, ¿que lo trae por acá?- un Don Guido enérgico contestaba al veterano del fondo.

Don Julio sentado contra la ventana ojeando un folleto contestó, - vine a levantar una encomienda y  ¿Usted?-

Guido contestó - vengo a ver si Ramón tiene un roborante para una vaca -.

Don Julio acota, - y dele de comer -, y Guido ni lerdo ni perezoso lo tranca, - y Usted ¿ qué sabe ? de campo, si vivió en un escritorio -.

Don Julio, hábil de boca, le dice, - nada y ¿ Usted de retórica?.

Guido se la manda. -poco, pero puedo aprender, sin embargo Usted ya esta viejo para andar aprendiendo-.

En eso unos pasos rápidos y cortitos se sienten en las tablas. El petiso Ernesto entraba al local.

-Buenas, buenas, ¿como estan?-
Don Guido y Don Julio, casi al unísono contestan -muy bien-.

-Que anda haciendo Don Guido- pregunta Ernesto.
-Ando buscando roborante para una vaca que echando papera-
-Ahhh en Nueva Zelanda le dan raciones balanceadas, podría hacer lo mismo- contesta Ernesto.
-No creo Don Ernesto, aca salen muy caras-, acota Don Guido.
-Pruebe dandole de comer, en Australia tienen un sistema automatizado para prevenir eso-  insistía Don Ernesto.
-Eso hago!, y bien por los australianos, que vengan acá a ver si pueden- le replicaba un Don Guido medio harto.

En eso Don Ramón habla, -ahí viene Don Luís, el hijo del dueño de la Estancia de acá atrás.
-¿cuál Estancia? Preguntaba Don Guido, mientras un nervioso Ernesto buscaba con la mirada y se paraba de puntas de pie mirando pal camino.
-El que compra el whiskey!- decía Ramón
-Ahhh si si- asintió Don Guido.

-Buen diaaa!- decía un Don Luis que entraba al local como apartando terneros.
-Acá estamos- decía Don Ramón.
-¿Cómo está Luisito?- un Don Julio concentrado en el folleto, preguntaba del fondo
-Muy bien Julio, gracias y ¿Ustedes?- le preguntaba a estos dos que miraban para todos lados como persiguiendo moscas.
-Bien bien- contestaba un Don Ernesto que se acomodaba como podía en un taburete alto, tratandose de afirmar con los pies para subir.

-Aca estoy Don Luís, buscando un roborante pa una vaca, y estos dos me dicen que le de más comida y raciones- decía Don Guido. 
-Ahh Guido, bien dale el roborante, yo he estado en casa y los muchachos le dan eso- dice Luis.
-Yo estuve en Connecticut- dijo un Don Ernesto nervioso.

Don Ramón miraba asintiendo con la cabeza tratando de comprender la acotación.

En eso un Don Guido habla, -uhh otra vez este tipo, ahí viene Don Pablo, nos hablará de las semillas y las praderas, siempre habla de todo y nunca hace nada, no sabe cuando aburre-

-Hola como están?- saluda Don Pablo.
Todos medio mirando pa' bajo y re podridos de repetir saludos dicen - bien bien gracias-.

-Don Guido quiere comprar roborante para una vaca jodida- dice Don Ernesto.
-Ahhh bien, es bueno eso, lo usan seguido- dice Don Pablo como pa salir del entuerto pero sin saber que era un roborante.
-Yo le decía que le de raciones,  estuve en Massachusset y pasé por un campo, vi eso- acotó Don Ernesto.
-Le contaba que papá lo usa en la estancia y le resulta- decóa Don Luis.
- En Australia trabajan con la ganadería de precisión y nosotros somos muy parecidos, además yo estuve en Pitsburgh y allí le meten un chip a las vacas y saben que comen y que no, Usted deberí ser un pequeño productor modelo. ¿Verdad Don Julio?- hablaba Don Ernesto.
-Seee mijo- gritaba un Don Julio dando vuelta el mate. 
-Cuando estuve en Harvard y Cambridge descubrí lo que hacen. Y nosotros podemos hacerlo. También somos igual a Nueva Zelanda- insistía un ya Don Ernesto confiado de sus experiencias.
-Pero acá no hay Neo Zelandeses-, trancaba en seco Don Guido harto de la verboragia de Don Ernesto.

-Yo fui a Pueblo de Barro, en Tacuarembó, a una yerra, hablé con Brasilero que tiene campo en Dom Pedrito o por ahí, esos meten pradera a lo bobo- decía un Don Ramón ya medio harto de delirios.

Ya no les quedaba más temas que hablar cuando Don Edgardo estacionó el viejo Mercedes afuera. Y se quedó quieto adentro mientras descomprimía el turbo.

Don Guido ya decidido y con mezcla de cansancio habla. -Bueno Ramón, deme un roborante, asi ya me voy, que tengo hacer hacer-.

Ya pagada la cuestión con un Don Julio apostado a la ventana mirando a Don Edgardo aflojar unas piolas y con Don Pablo como barboleta, Don Ernesto acota -Don Ramón, llevo un roborante también, como el que llevó Don Guido-
-Pero Ernesto, si Usted no tiene campo y menos, animales-
Y un infantil Don Ernesto acota -No importa, quiero lo mismo que Don Guido-